lunes, 15 de febrero de 2010





Hasta ayer tocaba el cielo con las manos y hoy lloro lagrimas de dolor y desengaños. Pero al final de todo me doy cuenta que vale la pena abrir bien los ojos, ver a las mentiras sin ningún disfraz. Duele mucho, es cierto pero también es cierto que siempre podemos deshacer un camino gastado y oscuro y caminar por uno nuevo que este lleno de luz.

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